La esperanza se define como uno de los sentimientos más positivos y constructivos que puede experimentar un ser humano.
La esperanza da sentido a la vida. La esperanza es un detonante para ponernos en marcha y enviarnos a trabajar con fuerza detrás de un ideal.
La esperanza nos impulsa a seguir, o a levantarnos después de cada caída. La esperanza nos ayuda a ser resilientes y a reconstruirnos más fuertes.
La esperanza es una inversión de ilusiones y expectativas que debe trabajarse desde el presente.
Puedes confiar y esperar que todo cambie o puedes intervenir y protagonizar el cambio. Ambas influyen de forma positiva, pero el control y la seguridad son mayores cuando participas en la construcción de tu destino. Una persona con esperanza activa:
• Espera cosas buenas del futuro
• Aprovecha las circunstancias
• Confía en su capacidad
La esperanza se puede cultivar, solo hace falta seguir unos sencillos consejos:
1. Decide qué significa tener esperanza para ti. Define qué esperas y ponlo por escrito.
2. Recuerda que puedes hacer todos los cambios que te propongas. Tienes y tendrás capacidad de aprendizaje toda la vida.
3. Pide ayuda, no estás solo. Hay muchas personas que te pueden ayudar pero necesitan conocer tus necesidades. Sentirte querido, protegido y escuchado ayuda a mantener el ánimo.
4. Elabora planes. ¿Cómo te gustaría que fuera tu vida? Visualiza qué vez, dónde te ves y qué necesitas para llegar allí.
5. Entrena tu creatividad. Siempre existen alternativas.
6. Analiza qué parte de la vida es controlable y cuál no. Así podrás centrarte en lo que depende de ti
7. Cuídate y trabaja tu autoestima. La esperanza se sustenta en los recursos y la experiencia que tenemos.
8. Elige tu entorno. La esperanza también depende de la confianza que nos inspira nuestro alrededor.
9. Involúcrate en acciones desinteresadas. Busca participar en algún voluntariado y actúa de apoyo para otros.
10 Practica hábitos de vida saludables. Descansa, come de forma sana, cuida tu higiene, practica ejercicio, ríe y ten tiempo para ti. Cuida de tu físico, tu mente y tus emociones. La relajación y la meditación te aportarán serenidad y paz.
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