A lo largo de la vida, vivimos todo tipo de situaciones. Independientemente de que éstas sean positivas o negativas, alegres o tristes, con frecuencia, tendemos a aferrarnos a ellas. Actuar así, es un error.
Dejar ir nunca es fácil. Requiere valentía, fuerza de voluntad y tener en cuenta que es algo vital para nuestro equilibrio y felicidad.
Recuerda que todo tiene un fin, pero ese final es el principio de algo nuevo, en lo que nosotros podemos influir, para obtener el máximo beneficio posible. Por lo tanto, es importante aprender a disfrutar de lo positivo y placentero que se nos presenta a lo largo de la vida y aprender de lo negativo, pero sin quedarnos atrapados en esos aspectos, estando conscientes de que el dolor es pasajero y nos ayuda a fortalecernos y a desarrollarnos.
Haz un buen análisis, honesto, de las emociones que te están afectando, para ver cuál es la causa de ellas y así, darte cuenta de qué es lo que estás cargando, es decir, a qué te estás aferrando.
Para dejar ir el pasado, aprende a vivir el presente, el aquí y el ahora, fijando tu atención en todo lo que haces en cada momento.
Recuerda que cada minuto es único e irrepetible, por lo que es importante vivirlo plenamente y no perderlo preocupándonos por lo que ya pasó o por lo que no podemos tener.
Para dejar ir una relación o cualquier tipo de pérdida, es importante cerrar el círculo y elaborar el duelo, viviendo y manejando adecuadamente, las emociones relacionadas a él y sanando nuestras heridas, así como, cambiando las creencias equivocadas que nos hacen sufrir.
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